¿Qué es una dieta milagro?
Cada vez son más los artículos que encontramos en internet referidos a «la nueva dieta milagro que promete cambiar tu vida». La mayoría te vende con palabras bonitas ilusiones que no pueden hacer realidad, y si las hacen no dura mucho tiempo. Bajar y subir de peso no es algo que se pueda hacer de la noche a la mañana, por más que existan muchas personas que lo afirmen. Pero ¿entonces? ¿por qué siguen saliendo éste tipo de dietas y por qué no funcionan? hoy trataremos de responder éstas interrogantes, sigue leyendo 🙂
Vamos a definir el tipo de dieta a las que nos referimos en éste articulo. Cabe destacar que las dietas son necesarias muchas veces y no tenemos nada en contra de ellas. Puede que alguna enfermedad nos fuerce a dejar de comer determinados alimentos por un periodo de tiempo mientras nos recuperamos, a seguir algún tipo de alimentación concreta y eso está bien para cuidar nuestro cuerpo.
Sin embargo, existe otro tipo de «dieta» cuya principal característica es prometernos bajar de peso de un periodo muy corto de tiempo. Generalmente restringiendo algún grupo de alimentos, desembolsando una cantidad ridícula de dinero y siempre apelando a tus inseguridades. Mostrándote fotos de mujeres delgadas, con hermosos trajes de baño en medio del verano, con transformaciones perfectas.
Esas son las dietas «milagro», las que no se hacen por salud sino por «estética», las que prometen y prometen, que te prohíben comer carbohidratos, o grasas, que satanizan mucho alimentos y te hacen sentir culpable cuando comes algo «malvado».
¿Por qué existen las dietas milagro?
A partir de lo anterior, es posible inferir que éste tipo de dietas no son buenas para el organismo. Ni hablar de sus dudosos resultados que ya discutiremos mas adelante, entonces, te preguntarás por qué siguen saliendo y se vuelven más populares?
La respuesta es simple y compleja. Vivimos en una sociedad muy orientada a la imagen exterior, que nos bombardea frecuentemente con imágenes de cómo deberían ser nuestros cuerpos, que nos llena la cabeza con mentiras acerca de las medidas y nos amarga la vida con la búsqueda de aceptación. Por otro lado, la misma cultura nos ha enseñado por siglos que el esfuerzo es malo; por lo tanto nos hemos acostumbrado y creemos que las cosas se deben obtener con facilidad. La cultura del consumismo nos hace «la vida más fácil» así que trabajar duro por algo se nos vuelve una pesadilla.
Más aún en lo referido a la alimentación, por un lado hay muchísima información sobre los alimentos dañinos y por otro se gastan miles de millones en marketing para asegurarse que los comamos y los necesitemos. Es difícil no caer, no mirarnos en el espejo cuando se acerca el verano y desear tener el cuerpo de Jennifer Aniston pero comiendo como una bestia.
Por eso las dietas «milagros» son tan poderosas puesto que juegan con tu vulnerabilidad; con esa parte que desea aceptación, halagos, verse bien en poco tiempo y con el mínimo esfuerzo. Una maravilla que nos arrastra a un espiral perverso que no sólo afecta nuestra salud física sino también la mental.
Entonces, la dietas milagros se vuelven un negocio redondo, porque cala en las personas desinformadas, o con demasiada información confusa; en aquellos que nos sentimos excluidos de los privilegiados con metabolismos que les impiden engordar, en los que deseamos ser admirados, sentirnos deseados y amados, con una figura esbelta y hermosa.
Sin embargo, la figura no lo es todo, la salud es más importante. Desgraciadamente la mayoría de éstas dietas nos ponen en riesgo, nos frustran y a menudo nos hacen sentir fracasados, te diremos por qué…
La verdad detrás de las dietas milagros y por qué no funcionan
La verdad detrás de las dietas milagros es bastante decepcionante. Al principio te hacen sentir bien, porque estás tomando acción, te ilusionas al verte actuar en busca de un cambio. Pero por lo general ese cambio nunca llega y si llega no se queda.
Esto se debe a que las dietas milagros no están basadas en la obtención de buenos hábitos sostenibles, sino que te imponen restricciones difíciles de mantener, que cuando las dejas porque te hartas quedas en números rojos. Esto es aún peor porque recuperas el peso perdido e incluso un poco más afectando tu salud física y emocional.
Esto último es importante tomarlo en cuenta, la parte emocional. Las dietas milagro son imposibles de sostener en el tiempo, indudablemente en cualquier momento fallarás y te sentirás culpable, frustrado, avergonzado y enfadado contigo mismo. Esto te llevará por la calle de la amargura pues pensarás que no tienes voluntad, recodarás fracasos anteriores y te hundirás en la miseria interior.
Debes saber que éste tipo de dieta están diseñadas precisamente para hacer que falles y permanezcas preso de tus inseguridades, buscando sin cesar otras formas rápidas y fáciles para obtener resultados inmediatos. Porque si tú te olvidas de lo fácil y rápido, implementando cambios conscientes y a largo plazo en tu manera de ver la alimentación y de llevarla a cabo, el negocio redondo de las dietas milagros se terminaría.
Otro punto que demuestra que están hechas para el fracaso es que no tienen fundamentos saludables. Se basan en menús hipocalóricos que nos hacer perder de peso, Si, pero eliminando nutrientes y masa muscular del organismo. Como dijimos anteriormente es imposible mantenerlas a largo plazo y nos dejan secuelas que pueden ser peligrosas.
Para finalizar…
En resumen, las dietas milagro pueden afectar la salud de manera negativa, te hacen bajar de peso a costa de perder masa muscular y nutrientes esenciales. No fomentan un estilo de vida saludable, ni hábitos que puedan sostenerse y mejorar tu salud. Además muchas de éstas dietas exigen un desembolso de dinero para obtenerla y al final no resultan ser lo que dicen.
Por otra parte, las dietas milagro pueden dañar tu salud emocional; pues te muestran estereotipos difíciles o imposibles de alcanzar, haciendo que te sientas inferior, con baja autoestima y que desprecies tu cuerpo.
Lo ideal, es que consultes un experto en nutrición, que adoptes hábitos saludables, trabajando a la par la parte emocional, para que el proceso sea equilibrado. Así garantizarás resultados a largo plazo, ganarás salud y te sentirás bien en todos los sentidos. Claro está, la pérdida de peso es un proceso largo, requiere de constancia y esfuerzo, pero vale la pena. No creas en dietas milagros ni mágicas, recuerda que lo que fácil se obtiene, fácil se va, no tengas miedo a los esfuerzos que traen resultados positivos :). Hasta la próxima!!!